15 de mar. de 2008

Diálogo

EL DESAYUNO

- ¿Quiere usted desayunar?
- Sí, gracias. ¿Dónde me siento?
- Siéntese usted aquí, si quiere, junto a la ventana.
- Siento un poco de frío. Cierre ud. esa ventana, por favor.
- Con mucho gusto. ¿Qué quiere tomar?
- Una taza de café con leche y unos bizcochos.
- Voy a calentar la leche. El café está caliente, pero la leche ha estado en la nevera hasta un momento.
- Es igual. Puedo esperar.
- ¿Le gusta el café muy dulce?
- Sí, póngame bastante azúcar. Soy algo goloso.
- ¿Le pongo también mermelada y mantequilla?
- Sí, muchas gracias. Será un desayuno muy completo. Pues mire Ud., a mí no me bastaría ese desayuno. Necesito comer más.
- ¡ Hombre ! ¿Y qué come ud. para desayunar?
- Una tortilla de dos huevos, un bocadillo de jamón y un buen trozo de queso con su pan correspondiente.
- ¡No está mal! ¿De modo que no toma Ud. café?
- ¡Cómo que no! Después de la tortilla, del jamón, del queso, tomo mi buena taza de café con leche, o de chocolate, con media docena de bizcochos.
- ¡Caramba! Pues sí que se cuida usted! ¿Y no tiene una indigestión?
- No señor. Comer fuerte por la mañana es muy sano. Cuando se cogen las indigestiones es en las comilonas de mediodía, y sobre todo, en las de la noche.

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